lunes, 25 de enero de 2010

Etapa 2: de Sto. Domingo de la Calzada a Belorado

Al despertarnos, en la cocina del Albergue nos encontraremos con máquinas de vending y de café para poder optar a un desayuno. Si hubieras comprado algo de fuera también podrías desayunarlo en su amplio comedor. Durante la etapa de hoy decido que, tras ver tanto asfalto en el camino y dadas mis ampollas en los pies, cambio el uso de las botas de senderismo (o de trekking) por las zapatillas de deporte que había estado usando para 'descansar los pies' tras finalizar cada día, al llegar a los diferentes albergues.

Salir de Santo Domingo significaría continuar aledaños a la calzada por vía de gravilla. Según salimos vemos a los laterales unos grandes postes con nidos de cigüeñas emparejadas sobre ellos, y a sus pies, grandes campos de cebada y trigo.

La foto que a continuación veis, junto con otras, nos las hicimos recordando a la película Gladiator. Supongo que os sonará la escena:


Tras pasar Grañón, un pequeño pueblo con vivendas en proceso de restauración y rehabilitación de máximo dos alturas, un bar en su plaza mayor, un par de tiendas en la misma vía principal, y una importante iglesia de fuerte construcción en piedra, cerramos el episodio de La Rioja, y entramos en el Reino de Castilla y León. Un panel del Camino hasta Santiago en estado lamentable nos lo indicará.


Prácticamente continuando por camino de gravilla, cruzando múltiples campos de cultivo, avistando chopos al fondo, y siguiendo la trayectoria de la N-120, toparemos con el primer pueblo de Burgos, Redecilla del Camino. Estos pueblos se cruzan en un pis-pas, son pequeños donde sus vecinos son los dueños seguramente de los terrenos colindantes, y personas que ven negocio e interés en aflorar y mejorar su pueblo gracias al turismo generado por los Peregrinos.

Bajo un inmejorable día de cielo azul, sin absolutamente ninguna nube surcando el cielo, prometiendo un calor insoportable y llevando como compañera de viaje a la N-120, seguiremos camino cruzando Castil- delgado, pueblo de similar extensión que Grañón. Fue en este pueblo donde un chaval jóven del Norte de España y de unos 25 años que iba sólo en el Camino se encontraba tirado a la sombra de una vieja casa. El chaval no podía más, tenía los pies destrozados por sus botas. Al ser consciente de que estábamos en un pueblo prácticamente deshabitado, quedando todavía medio camino hasta Belorado, e intercambiar unas palabras con él como su talla de pie, no lo dudo ni un momento y le ofrezco mis zapatillas de deporte para que pueda continuar al menos hasta un pueblo donde pueda comprarse unas zapatillas, como Belorado. Sí, yo también tenía los pies destrozados, pero cuando ves a alguien que va peor, sale de ti no quejarte y ofrecer. Eso es lo que he estado viendo en el Camino. Como ya he dicho en etapas anteriores, ganas confianza en el prójimo.

Claro que, siempre se puede ser gilipollas, jajajaja. De hecho lo pensé y cuento el motivo: El chico este continuó camino con nosotros, compartiendo palabras y calor y dolores de pies (todos íbamos finos de ampollas). Cruzamos Viloria de Rioja juntos pero debido a que Carmen y Jesús se quedan rezagados en el Camino, antes de llegar a Villamayor del Rio me quedo a la sombra de un chopo esperándoles. El chaval éste me comenta que él nos esparía en el Pueblo, lo cual me parece bien y él continúa caminando. Cuando llegan Carmen y Jesús, continuo camino con ellos hasta el pueblo, mirando alrededor de la plaza de la Iglesia, mirando debajo de todas las sombras, sin señal del chaval. Seguimos caminando hasta que salimos del pueblo, y de mi ya salían palabras como "¿No habrá sido un cabrón, y se habrá largado con mis zapatillas?", "Si es que no se puede ser bueno en este mundo. Estoy hecho un gilipollas en toda regla", vamos, que lo puse a parir. jajaja. Continuamos caminando hacia Belorado, bajo el solazo, con mis ampollas dando por culo (como las de Carmen y Jesús, todo hay que decirlo), sin ver al chaval por ningún lao, y maldiciéndole con tranquilidad y 'haciendome ver que el Camino no deja de ser como la Gran Ciudad'. De repente, a dos kilómetros escasos de Belorado, en la cuneta de nuestro camino de gravilla vemos un paraguas abierto y unas piernas salir de un seto. Era el chico este, nos estaba esperando bajo la sombra del paraguas. Tranquilizándome y entre directas como "¿no nos ibas a haber esperado en el pueblo?" le comento que le sigo dejando las zapatillas hasta el Albergue Municipal, y que lo sentía pero mis pies reclamaban mis zapatillas, por lo que no podría dejárselas otro día más.

Llegar a Belorado no fue tarea grata. Lo cierto es que pese a esta anécdota del Camino, el trayecto entre Villamayor del Río y Belorado serían unos cuantos kilómetros lineales por camino de gravilla sin llegar a ver el pueblo por ningún lado dado que quedaba detrás de una colina a la derecha, sin signos visibles de edificaciones cercanas, haciéndose desear. Finalmente entraríamos a Belorado dejando atrás Camping que hay justo a la entrada. Decir que Belorado tampoco es un pueblo pequeño; se extiende entre colinas entendiéndose sus edificios de más de 4 alturas al final de éstas. Llegando a la Iglesia principal abren puertas múltiples albergues privados. Sería en uno de ellos donde pasaríamos noche.

El albergue estaría regentado por una familia. Al tema de acceso, el marido. La mujer al tema de la comida y cena. Y el hijo (de unos 14-16 años) en las pequeñas tareas y ayudando a la madre. A parte, tendrían una cocinera. Realmente fueron muy agradables y cordiales. Repetiría estancia en el mismo sitio sin lugar a dudas. Con ellos pasaríamos parte de la tarde, hablando de la novia del chico (que era del País Vasco), de los peregrinos, turiperegrinos, del Camino en sí, del calor...

En Belorado encontraremos de todo. Vida, que aunque absurdo, en otros pueblos no lo habíamos visto; tiendas, bares, quioscos, restaurantes, tiendas de ropa, tiendas de ¡¡¡zapatillas!!! jajaja, farmacia, supermercados... Dejo unas fotografías para disfrute:

No hay comentarios:

Publicar un comentario