martes, 19 de enero de 2010

Etapa 1: de Estella a Los Arcos

¿Sabéis ese ruido que cuando estás durmiendo suena, y lo escuchas de fondo, y dices "qué coño es ese ruido"? Pues es lo que me vino a pasar a las 2 de la mañana. ¿Y qué creíais que podía ser? ¡¡¡Pues claro!!! ¡¡¡La Octava Sinfonía... me cago en diez!!! 3 tíos que sus ronquidos se saltaban el muro de los tapones en los oídos y llegaban a nuestros sueños.

A la mañana siguiente y durante el desayuno los roncadores comentaban que ellos eran conscientes de que roncaban fuerte, y por ello habían solicitado dormir en habitaciones apartadas del resto de peregrinos, pero que no podía ser. Así pues 'nos teníamos que aguantar'. Al menos los Castizos eran conscientes del problema que generaban.

Una vez terminado de luchar por meter el saco de dormir en la funda, inicié viaje. Pensaréis que soy un exagerado al decir lo de la 'lucha' por meter el saco en la funda. Lo cierto es que no lo soy para nada. Creo que desde que compré el saco de dormir en el Decathlón, sólo lo he podido meter correctamente en la funda tres veces. De hecho, he ido de nuevo al Decathlón para ver si me vendían fundas más grandes, pero qué va, ¡¡no tienen!! El chaval que me atendió me dijo que tenían un artilugio que sacaba el aire de los sacos de dormir, lo cual me pareció todo un acierto, pero tras contarme cómo funcionaba el asunto terminaría siendo 'un timo' de artículo.

Volviendo al Camino, para hoy nos deparaba un día lluvioso. El calor de los días anteriores había hecho que hoy hiciera semejante día. Por detrás mía me va dando alcance un grupo de 5 españoles a los cuales me uno, por comentarme que ellos irían deprisita pero sobretodo por ser hispano-parlantes. Me fijo en que conozco a una integrante del grupo. "¿Será?... ¡¡Sí, lo es!!" pienso, y a continuación le pregunto: "Perdona, tú empezaste en Saint Jean Pied de Port, ¿verdad?, con Zaida". "Sí, empecé allí." Era ella, una atleta de marcha, que se unió a dos chicas más por tener cosas en común: Zaida (nuestra Terremoto Zaida) era competidora de Maratón, y la otra decía que quería hacer el camino rapidito, parando lo menos posible. Esta mujer de cuyo nombre no me acuerdo (en adelante me referiré a ella, si tengo que mencionarla, como la Atleta) me contó como la que quería hacer el camino rapidito tuvo que parar por molestias musculares, por lo que a los tres días tuvo que marcharse para casita. Y que aunque Zaida estaba también tocada de la pierna, tuvo que dejarla atrás, uniéndose a otras personas, que eran con los que ése día estaba. Como veréis queridos lectores, "en el Camino, cada uno tiene su Camino; Cada uno sigue su Camino." Sin darnos cuenta, estábamos ante la Fuente de Irache.

La fuente del vino es famosa en el Camino. Como su nombre indica, viene a ser una fuente de vino. Realmente no es una fuente como Cibeles, ni tampoco de las que ves por las grandes ciudades más pequeñas. Esta tiene grifos, los cuales tienes que abrir y para evitar que la gente salga borracha desde este punto, sólo cae del grifo un hilillo de vino. De hecho en la fuente teníamos que hacer cola para ése filamento de vino, dado que el otro grifo no funcionaba. A mi forma de juzgar el vino, aguao. Beber de la fuente es algo obligado, dado que pese a su sabor, te sirve para hacerte la foto y llevarte un recuerdo. El vino se da gratuitamente porque las Bodegas de Irache veían negocio y por tanto querían 'continuar' con la tradición que tenían los monjes del Monasterio de Irache, al lao de la fuente, de dar vino a los Peregrinos. Como tontos no somos, los de las Bodegas dan un hilillo de vino, y los monjes seguro que daban un vaso, pero bueno, así 'continúan' con la tradición de ofrecer vino a todo buen peregrino que se dirija a Santiago. De reconocer que poco negocio tienen con los Peregrinos que salen de Estella. A las 7-8:30 de la mañana, sus instalaciones no están abiertas. Ahora, si lo compras en algún súper es otra cosa.

Seguiremos Camino por tierra, cruzando viñedos y campos de cultivo, zonas boscosas, pequeños establos, y más viñedos. El terreno va ganando intensidad de color. Dejamos los verdes prados de cultivo y vamos entrando en terrenos amarronados. El grupito me va dejando atrás, simplemente no puedo seguir su ritmo, no disfruto tanto tampoco. Me quedo pues acompañado por la lluvia, que me deja respirar aire más puro, y disfrutar del paisaje...

... hasta que... ¡¡¡TRRRRUMMMM!!! ¡¡¡Rayos y centellas!!! ¡¡¡Se pone a diluviar!!! Un poquito de agua no molesta que es lo que habíamos soportado hasta los viñedos. Tras un breve espacio de tiempo donde no caía ni una gota, descargó con fuerza. Cuando vas empapado en tu sudor por dentro, y vas empapado por fuera, más que las gotitas de agua fría se intentan juntar con las de sudor de dentro, lo pasas un poco mal. Si fuera la típica tormenta de verano, duraría como mucho unos minutos, pero ésta duró 2h. Seguramente sólo lo hiciese una, pero a mi se me hizo eterno. Sinceramente, me cagué en Dios varias veces. A parte, notaba como mis pies arrugados por el sudor empezaban a hacer estragos. El desear ver Los Arcos ya al final del Camino me llenaba de fuerza, pero cuando ya pensaba que estaría detrás de la siguiente colina, un camino interminable con campos de cultivo a los lados te recibían. Eso me llegó a pasar 4 veces. Gente totalmente desubicada, harta de la lluvia y de caminar acampaba por los laterales del Camino. "Good Camino!!" Creo que puedo decir que no hay nada peor que Caminar bajo una lluvia intensa. El Camino se hace eterno, y estás deseando terminar. Aquí entra en juego Juno (se lee Yun), Pepe para los amigos. Con él tuve fuerzas de continuar. Ambos estábamos ya hasta la polla de la lluvia, y del trecho hasta Los Arcos, pero sin embargo, Pepe no paraba de sonreir; Estaba bastante contento; lo estaba pasando bien y estaba practicando español conmigo. Pepe estaba licenciado en Lengua Española por la Universidad de Japón. Le maravillaba España, nuestra cultura, nuestras costumbres, y llevaba muchísimo tiempo deseando hacer el Camino de Santiago. Había comenzado en Saint Jean Pied de Port, junto con sus dos amigas las cuales iban por delante de él en el Camino, y su destino sería Santiago de Compostela. Ellos sabían bien eso del "En el Camino, cada uno sigue su Camino". Lo único que les hacía falta saber era dónde dormirían en la siguiente noche, para hacerlo juntos. Cuando terminó el gran diluvio, nos hicimos la foto que veis, para recordar el momento. Todavía nos quedarían 30 minutos para llegar a Los Arcos.

Cuando por fin leo en un cartel LOS ARCOS doy gracias al cielo y ya estoy deseando llegar al Albergue. Pobre de mi, jajaja, el albergue estaría a la salida del pueblo hacia el siguiente pueblo. Por lo que deseando llegar ya al Municipal, dejo pasar la indudablemente mejor oportunidad de albergue privado del pueblo, regentado por unos austríacos creo recordar, y sigo caminando. Al fin y al cabo, todos los albergues municipales hasta Los Arcos habían sido de mi más fiel agrado. Llegar al de Los Arcos me dejó una sabor agrio por las instalaciones y las atenciones del personal.

Todo peregrino debiera de saber que 'los Hospitaleros, personas que atienden los albergues municipales o parroquiales, no cobran un duro', son voluntarios, y por ello 'no tenemos derecho a exigir nada'. Lo dice en nuestra compostela (la cartulina donde sellamos los albergues). Sin embargo, todo peregrino sabe que el Camino es un negocio y poca gente se cree que los Hospitaleros hacen esto por gusto; por ello y porque por pasar una noche en una litera sin sábanas, metida en una habitación con más gente, a reventar el albergue de gente, al cobrarnos una cantidad de dinero (en éste albergue creo que fueron 5eur), hubo gente que pensaba que sí teníamos derecho no a exigir, pero sí a ser tratados como personas, y por ello solicitar que qué menos que encendieran la calefacción para que nuestras prendas estuvieran secas para el día siguiente, así como nuestras botas. Los Hospitaleros de este sitio se pusieron burros y aunque no entendían ni papa de español, hubo una persona que les dijo en inglés que quería el libro de reclamaciones si no encendían la calefacción. Los Hospitaleros, visto el asunto, encendieron la calefacción.

Joder macho, a ver... 40 personas en un albergue, a 5 euros por persona, 200 euros por noche, y son incapaces de tratarnos como a personas, y encender voluntariamente la calefacción. Lo dicho, un sabor agrio. Además, este era el único albergue que sólo contaba con lavadero, no con lavadora ni con secadora, por lo que cogí mis prendas imprescindibles para utilizar al día siguiente, y me fui al albergue privado. Como todos somos peregrinos, allí me encontré y pasé tarde con la pareja catalana (Toñi y su marido). Estos me dijeron que ellos sabían cómo era el albergue municipal de otra vez que habían hecho el Camino, y por eso se quedaron en el privado. ¿Como era el privado? Lo dicho, regentado por austríacos, creo que costaba 9 euros, tenía lavadora y secadora de pago, las habitaciones tambien eran de 3-4 literas y cálidas, digamos que en el salón había sillas, sillones, bancos para todo el mundo, libros para leer gratuitos, juegos de mesa, música... realmente lo que todo buen peregrino cansado y empapado le gustaría recibir. Allí lavé y sequé mi ropa, y luego volví a mi albergue. Decir que lo que hice 'fue pecado' pero no me pillaron. Una pareja que vino 30min después de mi intentó hacer lo mismo. Les salió rana porque fueron directamente a la lavadora, sin mediar palabra con nadie. Les dije que me dieran su ropa y que yo se la metía, pero los austríacos al verlo, lo impidieron. Yo ya me callé y dije, "lo siento", no fuera a ser que también me pillasen a mi por gilipollas. Una vez seco todo, me fui al municipal sigilosamente.

En el pueblo además sólo había una tienda abierta. No recuerdo si habían más. Me gustó el sitio, tenía dulces caseros (jejeje) y todo lo que un Peregrino necesita para alimentarse. Lo importante es que la mujer que me atendió era bastante simpática, y lamentó lo que escuchaba de los peregrinos que estaban en el municipal, agregando que 'los guiris' del municipal no decían a los peregrinos que su tienda estaba abierta al que se lo solicitase porque una vez ya fueron a decirla que si les aportaba dinero o alimentos, le harían publicidad. Al negarse ella al asunto, 'la tacharon de la lista'. Vamos, tremendo lo de los Hospitaleros de Los Arcos. Lo digo alto y claro... TREMENDO LO DE LOS HOSPITALEROS DE LOS ARCOS. Y esta mujer me vino a decir que su tienda subsiste de los Peregrinos, que por ello ahí estaba, abierta una tarde de un Viernes Santo, lo cual lamenté por ella pero agradecí por mi.

De vuelta al Albergue municipal, me doy cuenta de este letrero. Si no sabes español, puedo entender que alguien te traduzca lo que necesitas y lo imprimas, pero... que seas extranjero y no sepas inglés, ya duele.

Vuelvo a salir a dar una vuelta. Los Arcos va a hacer procesión y no me la quiero perder. Suponiendo que los que llevan a los Cristos a cuestas van a salir por la parte trasera de la Iglesia, me dirijo hacia allá, bordeando un bar repleto de personas. Justo en ese momento la mujer de Matías me reconoce, que junto a su marido me invitan a entrar y tomar un vinito con ellos. Nos ponemos a hablar del Camino, de anécdotas, del estado de salud de ella (con respecto de su operación y posibles molestias), de Ruth, y les invito a otra ronda. Al solicitar al camarero los vinos, cuando me los sirve le digo "¡¡gracias!!", a lo que se sorprende y me dice "tú no eres del pueblo, ¿verdad?", y le respondo: "no, soy de Madrid." Me quedé perplejo, jajajajaja, nadie les debe de dar las gracias cuando les sirven. Matías que también escuchó el asunto me pregunta sobre mi formación, dándonos cuenta de que pese a la diferencia de edad entre ambos y la diferencia de residencia, habíamos estudiado en el mismo colegio, la SAFA (la Sagrada Familia de Sigüenza), contándonos anécdotas sobre el afán de abofetear de los curas que él también tuvo. En este momento me cuentan que ellos ya llegan a Logroño al día siguiente, que es donde viven, y que si el domingo sigo por la zona y quiero conocer un pueblo que seguro me encantará, que me llevan a conocerlo. Acepto su invitación e intercambiamos móviles. Una vez terminados los vinitos, ellos se van a un albergue privado, y yo me dirijo a la procesión.

Dejo unas fotos de Los Arcos para disfrute, y comento que pude meterme en la Iglesia principal, enorme, rica en arquitectura, con un claustro muy chulo, y dadas las fiestas de Semana Santa, muestro también alguna de la procesión:

Como último apunte, decir que aquí ya tenía ampollas, una en cada dedo meñique. Las atravesé con una aguja, me puse betadine, y a dejarlas secar.

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