martes, 26 de enero de 2010

Etapa 2: de Belorado a Agés

Como hace mucho que no cuento una de ronquidos, ya tocaba. No sé qué hora sería pero el caso es que sientes como algo perturba tu sueño hasta que te despierta. Pues sí, un roncador de los fuertes. Esta gente está vacunada contra los típicos ruiditos con la boca para que se callen o se despierten e irrumpan el ruido, jaja. Me acuerdo que dije en alto a esas horas de la noche que "como no me pueda dormir, juro que me levanto y le despierto." Pues bien, pude conciliar el sueño, pero al día siguiente el chaval 'al que recogimos' dijo mientras la gente se preparaba para marcharse: "¿Y no escuchásteis a ese alguien que dijo: Juro que me levanto y le despierto como no me pueda dormir?". En ese momento me ruboricé y sonriendo con la boca cerrada, acto seguido dije: "Sí, yo lo dije, jajaja".

Finalmente este chico abandonaría el Camino. Carmen y Jesús decidirían poner fin a esta aventura también. Carmen no tenía un par de ampollas, ¡¡tenía toda una población de ellas!! entre los dedos, y en el metacarpio (¡¡la peor zona donde te pueden salir!!) de ambos pies. Me esperarían en Burgos para luego ya volver todos juntos a Madrid, por lo que me despediría de ellos e iniciaría camino. Honores a Carmen por haber llegado hasta Belorado, y a Jesús por acompañarla en calidad de apoyo hacia su persona.


En Belorado (y con la imagen que tenemos encima demostrándolo) tenemos el más claro ejemplo de que el Camino de Santiago se modifica constantemente para focalizar el negocio del Peregrino. Si os fijáis la auténtica flecha en la pared indicaba seguir a la izquierda, pero borraron la flecha y la pusieron hacia la derecha. Pudimos comprobar el motivo: El Camino dejaba de pasar por la Iglesia mayor, la de la plaza mayor de Belorado, y pasaría por una calle posterior, con tres albergues privados en ella. Lo dicho, un negocio.

Para salir de Belorado, lo haremos saltando el río por un puente de madera moderno, dado que la carretera circula por el puente de piedra que hay, en mi opinión genial para poder disfrutar del puente desde un punto elevado como él, y ver cómo está construido.

Continuaré camino por vía de tierra dura, arropado por chopos y cultivos de cebada alternadas con campos de trigo. En breve llegaré a Tosantos, un pueblo que podríamos definir como pequeñas villas urbanas, igual que Villambistia y Espinosa del Camino.

El trayecto se hará más largo hacia Villafranca Montes de Oca, pueblo al que llegaré en breve, esperando a sus espaldas una importante subida para disponernos a cruzar el monte. Esta ruta será prácticamente de subida, con un desnivel acumulado de unos 400m. Antes de empezar a subir podré disfrutar de un paseo por el margen de la carretera (estoy siendo sarcástico) y ver como en pleno pueblo la guardia civil multa a un conductor. Antes de empezar a subir, una fuente de agua fresquita me anima a recordar que tengo que cargar mi cantimplora. Hasta Burgos desde este punto quedarían 36km.

Como apunte para los amantes del Senderismo, dejo una ruta marcada en el pueblo para realizar: Sería el PR-BU 55 de 14.3km, a realizar en 4h cuyo nombre sería el Alto Oca.

La pendiente ascendente la tomaría a partir de un GR (marcas de montaña blancas y rojas). Tras unos 25-30 minutos de subida y sin llegar a la cima, podré disfrutar de una vista hacia atrás de todo lo recorrido hasta ahora.

Estoy en los Montes de Oca. Creo que es un parque natural. Desde luego cara al pueblo seguirá habiendo campos de cultivo, pero poco a poco me iré adentrando en un bosque con una senda cruzándolo, el Camino de Santiago. El trayecto por culpa del calor se hará un poco pesado. A parte, las cuestas pronunciadas harán de este paseo un buen ejercicio de piernas. En un mirador conocería a un Peregrino Italiano, de rasgos descuidados (¡¡como todos!!) en su forma de vestir e higiénicos, muy simpático, que buscaba labrarse la vida como camarero de algún lugar en la aventura de su vida, todavía sin conocer. A medida que éste chico tirase millas, se me iría acercando otro chaval con el que compartiría conversación en inglés por ser él Americano y no tener ni idea de Español. Este chico sólo buscaría entender el por qué del Camino, y le moverían actos de fé. A parte, y prácticamente cerrando ya en este día la práctica de la palabra con desconocidos, me encontraría en medio del pinar mientras atravesaba un cortafuegos por el cual continúa el Camino, a un vagabundo un poco zumbao en mi opinión. Lo cierto es que no tenía ni mochila de viaje, ni parecía que tuviera su hogar en las cercanías. Simplemente me paró para que le ayudase a limpiar un trozo de goma para que las 'ondas chocasen contra la goma y no le afectasen' o algo similar me contó. Lo cierto es que en ningún momento me pidió comida, ni agua ni dinero, ni tampoco me sentí en peligro para nada. Una vez le ayudé, me fui. Más peregrinos se iban parando a petición de este hombre para ayudarlo. Los extranjeros seguro que lo fliparían con el hombre.


Al salir del bosque choco de cara con San Juan de Ortega. Aunque me recibe el panel anunciándomelo, todavía quedaría 1km hasta el pueblo. En una ermita aledaña a la iglesia principal me encontraría con el franciscano al que saqué fotografía (y está expuesta en este blog) en Santo Domingo de la Calzada. Carmen le habría apodado como Mr. Culito, jajaja, por adelantarnos en un determinado momento del Camino.

Dejo unas fotos de la ermita para disfrute:


Viéndome con fuerzas como para continuar al siguiente pueblo, decidiría hacerlo y lo haría en compañía del chaval Italiano, que también se veía con ganas, con el cual me reencontraría en San Juan de Ortega. Ofreciéndole manzana y ofreciéndome galletas Príncipe de Beckelar, nos adentraríamos en otro pinar, caminando por camino de tierra dura. A la media hora llegaríamos a Agés, momento en el que vuelvo a tomar contacto con Carmen y Jesús, dado que se lo piensan dos veces de nuevo, y deciden volver al Camino, y terminar la etapa en mi compañía. Decir que Carmen tiene muchísima fortaleza. Realmente parar uno o dos días de caminar podría ser el tiempo justo y necesario como para retomar fuerzas. Realmente es una mujer muy fuerte, y decidida a recuperarse del problema (que no menciono en este blog) que tiene en la rodilla. Poniéndose a prueba a sí misma, lo está consiguiendo, o al menos, está consiguiendo no parar de hacer aquellas cosas que le gustan, como subir al monte. Jesús la apoyará en todo momento.

Mientras yo me quedaría en Agés, el Italiano continuaría hasta Atapuerca, el siguiente pueblo.


¿Qué decir de Agés? Sus habitantes me parecieron bastante formales, educados, simpáticos... vamos, lo que te esperas encontrar en un pueblo poco habitado. Pero el que se lleva desgraciadamente la palma es el dueño del único restaurante, cuyo propietario también es el dueño del Albergue Municipal. Una persona chula le podría devolver facilmente sus bromas pesadas. Realmente, tras aguantarle unas pocas, se molestó cuando le devolví una de ellas, por utilizar un vocabulario madrileño que llevado a su tierra significaría otra cosa. Tuvo que ser un familiar de él el que le diera a entender que no me estaba metiendo con él, sino que en mi tierra (Madrid) era una forma de hablar. Creo que fue lo mejor que pude hacer, porque por fin me dejó en paz.

Dejo unas fotos de nuestras pupas del Camino, nuestras fabulosas ampollas, de Jesús, Carmen y mías respectivamente:


Y ahora unas del pueblo para despedir este día:

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