Finalmente este chico abandonaría el Camino. Carmen y Jesús decidirían poner fin a esta aventura también. Carmen no tenía un par de ampollas, ¡¡tenía toda una población de ellas!! entre los dedos, y en el metacarpio (¡¡la peor zona donde te pueden salir!!) de ambos pies. Me esperarían en Burgos para luego ya volver todos juntos a Madrid, por lo que me despediría de ellos e iniciaría camino. Honores a Carmen por haber llegado hasta Belorado, y a Jesús por acompañarla en calidad de apoyo hacia su persona.

En Belorado (y con la imagen que tenemos encima demostrándolo) tenemos el más claro ejemplo de que el Camino de Santiago se modifica constantemente para focalizar el negocio del Peregrino. Si os fijáis la auténtica flecha en la pared indicaba seguir a la izquierda, pero borraron la flecha y la pusieron hacia la derecha. Pudimos comprobar el motivo: El Camino dejaba de pasar por la Iglesia mayor, la de la plaza mayor de Belorado, y pasaría por una calle posterior, con tres albergues privados en ella. Lo dicho, un negocio.

Continuaré camino por vía de tierra dura, arropado por chopos y cultivos de cebada alternadas con campos de trigo. En breve llegaré a Tosantos, un pueblo que podríamos definir como pequeñas villas urbanas, igual que Villambistia y Espinosa del Camino.


Como apunte para los amantes del Senderismo, dejo una ruta marcada en el pueblo para realizar: Sería el PR-BU 55 de 14.3km, a realizar en 4h cuyo nombre sería el Alto Oca.

Estoy en los Montes de Oca. Creo que es un parque natural. Desde luego cara al pueblo seguirá habiendo campos de cultivo, pero poco a poco me iré adentrando en un bosque con una senda cruzándolo, el Camino de Santiago. El trayecto por culpa del calor se hará un poco pesado.



Al salir del bosque choco de cara con San Juan de Ortega. Aunque me recibe el panel anunciándomelo, todavía quedaría 1km hasta el pueblo. En una ermita aledaña a la iglesia principal me encontraría con el franciscano al que saqué fotografía (y está expuesta en este blog) en Santo Domingo de la Calzada. Carmen le habría apodado como Mr. Culito, jajaja, por adelantarnos en un determinado momento del Camino.
Dejo unas fotos de la ermita para disfrute:





Viéndome con fuerzas como para continuar al siguiente pueblo, decidiría hacerlo y lo haría en compañía del chaval Italiano, que también se veía con ganas, con el cual me reencontraría en San Juan de Ortega. Ofreciéndole manzana y ofreciéndome galletas Príncipe de Beckelar, nos adentraríamos en otro pinar, caminando por camino de tierra dura. A la media hora llegaríamos a Agés, momento en el que vuelvo a tomar contacto con Carmen y Jesús, dado que se lo piensan dos veces de nuevo, y deciden volver al Camino, y terminar la etapa en mi compañía. Decir que Carmen tiene muchísima fortaleza. Realmente parar uno o dos días de caminar podría ser el tiempo justo y necesario como para retomar fuerzas. Realmente es una mujer muy fuerte, y decidida a recuperarse del problema (que no menciono en este blog) que tiene en la rodilla. Poniéndose a prueba a sí misma, lo está consiguiendo, o al menos, está consiguiendo no parar de hacer aquellas cosas que le gustan, como subir al monte. Jesús la apoyará en todo momento.
Mientras yo me quedaría en Agés, el Italiano continuaría hasta Atapuerca, el siguiente pueblo.

¿Qué decir de Agés? Sus habitantes me parecieron bastante formales, educados, simpáticos... vamos, lo que te esperas encontrar en un pueblo poco habitado. Pero el que se lleva desgraciadamente la palma es el dueño del único restaurante, cuyo propietario también es el dueño del Albergue Municipal. Una persona chula le podría devolver facilmente sus bromas pesadas. Realmente, tras aguantarle unas pocas, se molestó cuando le devolví una de ellas, por utilizar un vocabulario madrileño que llevado a su tierra significaría otra cosa. Tuvo que ser un familiar de él el que le diera a entender que no me estaba metiendo con él, sino que en mi tierra (Madrid) era una forma de hablar. Creo que fue lo mejor que pude hacer, porque por fin me dejó en paz.
Dejo unas fotos de nuestras pupas del Camino, nuestras fabulosas ampollas, de Jesús, Carmen y mías respectivamente:



Y ahora unas del pueblo para despedir este día:



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