lunes, 18 de enero de 2010

Etapa 1: de Puente la Reina a Estella

"¡¡Antonio!! ¡¡Antonio!! que ya es la hora". "Un poquito mas...". Hoy es el gran día. Ruth se marchaba, y con ella se despedía también Jordi, y alguno más. Sé que a Ruth le hubiera encantado continuar; ¡¡lo estábamos pasando de miedo!! Pero a decir verdad, ya iba a continuar el resto del Camino tocada de la rodilla. ¿Merece la pena el sufrimiento? El Camino se puede hacer en cualquier momento. Sí, vale, la gente con la que hemos hecho piña no estará en esas próximas veces, pero estarán otros. Le pego un fortísimo abrazo a Ruth, y le doy las gracias por un viaje tan alucinante, y le digo "yo llego hasta Logroño. Alcánzame en un futuro viaje, y continuamos juntos." Emotivamente me voy alejando, solo.

Sin miedo a quedarme sin compañía constante, emprendo viaje. Próximo destino: Estella.

Poco habrá que contar de este viaje. Salí tarde del Albergue por tardar en prepararme y despedirme de Ruth, y de la gente que se iba yendo, no había nadie conocido. Paré en el primer bar-cafetería que encontré dentro del pueblo para desayunar, y ahí me topé con Eli y el Poli. Dado que estos prometían ir muy muy despacito por las ampollas de ella, opté por ir un poquito más deprisa, poco a poco dejándoles atrás. Una vez concentrado en caminar, lo cierto es que no me di cuenta de lo rápido que iba. En nada estaba metido en el campo, detrás de múltiples extranjeros, haciendo fotografías en movimiento del entorno, de los lugares por los que pasaba, del Camino tal y como lo había estado haciendo hasta el momento. A parte, el día acompañaba y prometía ser caluroso para media mañana, cosa que me animaba todavía a intentar ir un poquito más rápido.

"Hello!! Good Camino!!" era lo que se le venía a decir al extranjero que no sabía nada de español. Con una sonrisa en la cara de estos, te respondían de la misma forma: "Good Camino!!" Realmente no me lo podía creer. Tanto español en los días con Ruth, y ahora como que sólo había extranjeros del imserso. Intenté apretar un poco más, "me he quedado tan atrás que los españoles están todos delante" pensaba, jajaja, ¡¡¡Qué error!!! Los españoles estaban todos en algún Bar, ¡¡¡seguro!!! jajajajaja.

Lo cierto es que el trayecto tenía su encanto. Iba todo el rato por camino de tierra, dejando a los márgenes campos de cultivo, y cada poco tiempo me encontraba con un pueblo nuevo, lo que ayudaba a deseternizar el Camino, pero ahora creo que tal vez debiera de haber aprovechado que había cogido tanta caña para dedicar algo de tiempo a ver esos pueblos. Lo cierto es que la falta de cansancio me hacía pasar de ellos como Speedy González, jajaja. Recuerdo uno cuya cuesta empinadísima me las hizo sudar gordas. En la plaza donde terminaba la cuestita del demonio, me encontré a los maños agotados, jaja, pero no sé, estaba eufórico como para continuar y así lo hice. ¡¡¡Dios!!! ¿qué desayuno me dieron en aquella cafetería que estaba tan acelerao? jajajaja.

Desembocando el pueblo me recibía parte de una calzada romana cuesta abajo y un puente de la misma época, y a escasos metros la autovía, cual cruzaría por un puente de los de hoy en día, y continuaría entre viñedos, para acto seguido cruzar de nuevo la autovía por debajo de esta, llegando al pueblo de Lorca.

Una vez atravesado el pueblo, en señal de comienzo de restauración, continuaríamos por un camino de gravilla acondicionado para maquinaria vinícola y peatones. Aquí me encontraría con la asiática que vestía la pantera rosa como pijama en Roncesvalles, y continuaría trayecto con ella, hablando en inglés. Esta chica de unos 25-28 años con sonrisa constante en la cara vendría acompañada en esta aventura de Juno (del que hablaremos más adelante) y de otra jóven más, también del mismo país. Me separaría de ella 15 minutos más tarde por ella irse quedando rezagada y yo no darme cuenta de ello.

Lo cierto es que en un día caluroso como el que hizo, donde no encuentras a nadie con quien poder hablar ni un poquito, te da para desvariar un poco, jajaja, sacarte a tí mismo mil fotos sonriendo, con cara de malo, haciendo el besugo, lo que sea con tal de entretenerte un poco. Así que se me ocurrió la brillante idea de llamar al 123 de Vodafone, a ver qué me contaban, dado que mi tarifa de móvil sale bien a partir de las 18h y en ése momento serían las 11 de la mañana, clavándome la compañía en las llamadas y como Atención al Cliente es gratuita... Claro que lo que no me di cuenta fue de pensar (el calor hacía estragos, jajaja) que me dirían al cogerme el teléfono "¿En qué podemos ayudarle?". ¡¡Vaya!! Lo primero que me vino a la cabeza fue lo que dije: "Pues le cuento: estoy en el Camino de Santiago, intentando llegar a Estella. Veo un pueblo a lo lejos y espero que sea ella, pero me estoy aburriendo bastante y necesitaba hablar con alguien, porque en éstos momentos voy solo. ¿Qué me puedes contar?" Ahora lo pienso, y me río, jajajajaja, pero bueno, la vida se vive de estos pequeños momentos de locura, jajaja. Decir que el operador no sabía qué contarme y no podía atenderme de la forma que yo solicitaba, así que le pedí que me recordase qué tarifa tenía, y que me contase qué promociones había para mi, jajajaja. La llamada duró 4 minutos como mucho, jaja.

Al rato Ruth me llamó para ver qué tal iba, y decirme que no volvía a tomar Crema de Orujo, que ¡¡¡no paraba de ir al baño!!! jajajajajaja. Esa llamada me alegró la mañana, jajajaja.

La entrada al pueblo del fondo sería la parte nueva de Villatuerta. Chalés con gente bastante mal educada a los que les di los buenos días, me miraron, y pasaron de mi culo como si nada. ¡¡¡Seguro que eran Madrileños!!! jajajaja. Poco a poco iba metiéndome en la Villatuerta más rústica, más como había visto en pueblos anteriores, y con lugareños más simpáticos que me indicaron por donde continuaba el camino dado que me salí un poco por no encontrar la marca del Camino. La salida del pueblo serían terrenos de cultivo reconvertidos a ser futuras viviendas con perímetros rectangulares ya urbanizados, con algunas viviendas de nueva construcción ya edificadas y habitadas.

Mirando hacia el fondo como para intentar divisar mi destino, me encontraría con varias llanuras frondosas y de un verde muy vivo. Entre ellas, una mansión que creo recordar terminaría siendo un activo de una central eléctrica. A sus pies circularía un río, el Ega. Detrás estaría Estella, pero antes de llegar unos olores infames llenarían mis pulmones de peste. Puedo dar fe que a más de uno le podrían llegar a dar arcadas por el asco. Si esto le pasase a un Peregrino, aconsejo que intente respirar hondo y ¡¡¡corra!!! jajaja. Sería una depuradora o una empresa de fertilizantes en el lado izquierdo y sobre nuestras cabezas la que antes de llegar a Estella nos daría la bienvenida. Con el Ega a nuestra derecha, la peste proviniendo de la izquierda, y sobre un Camino acementado, ya sólo me podría quedar rezar por mi supervivencia, jajajaja, ¡¡¡que nooo!!! En cambio, Dios me trajo a un viejecito que durante el último kilómetro, hasta el Albergue Municipal me contó la historia de Estella, la cantidad de Iglesias que había, el por qué de la peste, y qué tan grande Estella era.

Dejo unas fotografías de la entrada de Estella, para disfrute:


El Albergue municipal sería donde terminaría mi Camino de hoy, ¡¡y además en tiempo record!! Llegué entre las 12h y la 13h. ¡¡Tremendo!! Adjudico unas 5h andando para los supuestos 22km desde Puente la Reina. Claro, tanta caña tiene su recompensa, llegar antes; pero también su desventaja, acabar muerto. Por ello, sin comer aproveché para hecharme una siesta que me la merecía y ya luego me duché y me fui a ver el pueblo y comprarme algo para comerlo en la cocina del albergue:

El Albergue bastante cómodo, grande, limpio, acogedor, con patio, con lavadoras y zona para lavarte la ropa a mano a gusto del consumidor, en muy buen estado de conservación y restaurado. Me tocaría una cama en una habitación de unas 8 literas con dos baños:

¿Y qué mejor que tras comer, dar una vueltecita por Estella? Dejo unas fotos para disfrute:

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