viernes, 5 de febrero de 2010

Etapa 3: de Terradillos de los Templarios a Bercianos del Camino

Al abandonar el albergue, a menos de 5 minutos estaríamos ya abandonando el pueblo por un camino de gravilla, sin ningún tipo de árbol en los márgenes. Como es por la mañana y el sol todavía no ha hecho acto de presencia, nos da igual, pero pobres de aquellos que bajo un solazo intenso crucen estas vías.

Pasaríamos Moratinos, una villa de muy pocas casas y establos hechos en adoble, con varios hornos enterrados en colinas (con chimeneas) por lo que deducimos que son colinas artificiales cercanas a las viviendas.

A partir de aquí caminaremos hacia Sahagún en paralelo con la carretera N-120, donde tendremos pequeñas desviaciones de camino dado que un camino de peregrinos se puede desviar, pero los pasos a nivel de la carretera no, por lo que haremos más recorrido por camino de gravilla del esperado.

En Sahagún nos encontraremos con varias señales. Como hemos dicho de siempre, el Camino es un negocio, por lo que cada Albergue querrá que nos quedemos en el suyo. Demasiadas marcas del Camino en el suelo, cada una indicándonos a un lado diferente con el nombre de Albergue y Correos en amarillo, distribuirán a los mismos por diferentes zonas. Nosotros confiaremos en las marcas que NO DICEN ALBERGUE y seguiremos caminando, siendo nuestro camino el correcto a seguir. Este pueblo también es de los grandes y densamente poblados. Dejo unas fotografías para disfrute:

A medida que salimos el pueblo, abandonamos el asfalto para volver a la gravilla. Poco podremos decir de nuestro soleado día, salvo que vimos de lleno a la construcción del Ave hacia Galicia, o eso nos dijeron. Una mega movimiento de tierra con camiones enormes de esos que encontramos en grandes excavaciones, maquinaria de pilotaje, coches yendo y viniendo (suponemos que arquitectos y responsables, por los cascos de obra blancos), localizados a lo largo de varios kilómetros. Estas obras propiciarian al restaurante (sólo vi uno, no sé si habrían más) de Bercianos contar con clientela peregrina y de la obra todos los días.

El Albergue municipal (el único del pueblo) estaría casi al final del pueblo. Dada la poca restauranción del pueblo, el albergue no estaría mucho mejor. Aquí sí me sentí como que realmente lo que pagabas por dormir no era un negocio, sino un acto de bondad y hospitalidad, puesto que los hospitaleros (eran 2) nos contaron que esa noche era su última como hospitaleros dado que sus vacaciones terminaban, y que otras dos personas que habían estado allí unos días pasaban a ser los auténticos hospitaleros tras su marcha, vamos, un relevo. Al igual, no solicitaron una cantidad simbólica para dormir siendo el mínimo 5eur, pero nos contaron que ése dinero que diésemos sería para comprar comida para cenar todos, y el desayuno al día siguiente. Es decir, por 5 euros (o lo que des) cenas, duermes y desayunas. Además, nos comentaron que en el Albergue todos hacíamos algo para la hora de la cena, es decir, todo el que cenase en el Albegue (que no era obligatorio) prepararía la mesa para todos, o limpiaría después de cenar, o prepararía los ingredientes... todos tendríamos una tarea asignada. A mi me tocó fregar, jajaja, porque había estado hablando por teléfono a la hora de asignar tareas. Fregar no tocó a muchos, por lo que nos organizamos, jajaja. Yo fregaba, otro enjuagaba, otro secaba, y otro 'pasaba' (jajaja) y otro metía en estanterías. ¡¡Muy chulo!! Alberto y Eli habrían puesto la mesa.

¿Y cuál fue el menú de cena? Ensalada para picar entre todos, y estofado de patatas, del cual podrías repetir cuanto quisieras. ¡¡Yo lo hice!! jaja. Tampoco podíamos esperar mucho más. A parte, ese día un peregrino cumplía años, por lo que compró para todos cuatro o cinco botellas de vino y cuatro tabletas de chocolate, donde tocaríamos a una onza o dos de chocolate por cabeza.

Decir que me quedé bastante impresionado de los hospitaleros. Hubo un momento donde me dió sensación de secta (jajajajajaja, ¡¡es cierto!! ¡¡¡lo pensé!!! jajajajaja) pero realmente estas personas de este albergue sí me dieron esa sensación de fe en el Camino, sensación de 'no somos un negocio', sensación de hospitalidad, sensación de 'te tratamos como a personas', sensación de dar no de recibir.

Y que nadie piense que los hospitaleros son personas sin estudios. La mujer que abandonaba su puesto de hospitalera al día siguiente sabía 5 idiomas!! A la hora de la cena, cuando estábamos todos (porque nadie faltó a ella) reunidos allí, nos dijo en Español, Catalán, Inglés, Francés e Italiano como era el Albergue, como funcionaba el que durmiéramos allí, y qué se había hecho con el dinero que habíamos aportado por pasar la noche con ellos.

Una vez terminada la cena, me fui sin Alberto y sin Eli pero con cuatro catalanes y puede que alguien más a tomar una cerveza al bar del pueblo. Un poco de palique con otras personas siempre viene bien jaja. Con estos catalanes me enteré de que en el pueblo anterior uno de ellos se había puesto malo y tuvo que venir una ambulancia a su albergue (privado) y llevárselo al hospital. La historia fue que pese a que su albergue era el primero del pueblo (con buenas instalaciones, todo hay que decirlo) se vino a cenar al nuestro, con tan malísima suerte de cenar merluza (al igual que sus otros 6 compañeros de mesa) y tocarle una pieza con anisakis, que a resumidas cuentas le dió alergia en todo el cuerpo, sintiéndose raro, saliéndole granitos hasta en los sitios más insospechados, y sentir como se le cerraba la laringe al no poder respirar adecuadamente a la media hora de haberlo ingerido, y estando ya en su albergue. Esos son los síntomas del anisakis y así se lo dije en el bar (y ahora lo comento para quien no lo sepa. Yo lo ingerí en el pasado), y exactamente es un gusano que se comen algunos peces. A éstos peces se los comen otros peces y bueno, ya sabéis como es la cadena de la vida. El caso es que una vez comido por el animalito que sea, sigue vivo y no muere hasta que se ha congelado la pieza durante dos días, o se ha cocinado la pieza muy muy bien a grandes temperaturas (hervido, por ejemplo). Como los catalanes habían comido merluza ésa noche, una de las piezas tenía en anisakis. Ellos me contaron que habían pasado esa noche en el hospital, y una vez recuperado habrían vuelto al Camino, pero sin saber qué le habría ocasionado la alergia (en el hospital no le supieron decir).

Como nota final del Albergue, decir que estaba entero hecho en adobe, pero que poco a poco iban mejorándolo. Se notaba que la escalera de acceso a la planta superior era nueva. Aunque el edificio fuera de adobe, contaba con electricidad y baños donde sólo cabía una persona, pero con agua caliente. Puedo decir que fue el albergue que peor te entra a la vista pero sin duda en el que mejor me he sentido. A ver, he estado bien en muchos albergues del Camino, pero recomiendo el de Bercianos como el mejor de todos por lo que sentí en él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario