martes, 9 de febrero de 2010

Etapa 3: de Bercianos del Camino a Mansilla de las Mulas

Al día siguiente me levanté 10 minutos antes que la generalidad a la que estimaba que la gente se habría puesto el despertador, es decir, a las 6:20, dado que un único vater para chicos podría formar grandes colas en caso de que hubiera alguno que no sólo depositase por delante, jajaja. ¡¡Y bien que hice!! jajajaja, a las 7:15 había una cola formada que qué te voy a contar, jajajaja. ¡¡Y la de las chicas peor!! jajajaja.

Una vez me hube preparado, me di cuenta de que el móvil lo tenía prácticamente muerto, por lo que lo puse a recargar mientras desayunaba. El desayuno doble, jaja, dos colacaos con pan de barra con mantequilla y mermelada, y unas galletas. Al igual que en la cena, también se podía repetir.

¿Con qué nos hemos topado en cada salida de cada pueblo? ¿Con gravilla y con asfalto? Pues este pueblo no iba a ser menos, así hasta el primer pueblo de la jornada.

El Burgo Ranero contará viviendas de dos alturas y la Iglesia principal, todas hechas en ladrillo y adobe, sin árboles como todo pueblo de la zona.

Paralelos a la N-120 iremos sin mucha modificación en el terreno recto y llano, en el colorido del paisaje, en el cielo brillante y azul, en los insectos, en la brisa nula del aire, hasta Mansilla de Mulas. La aparición de algo insignificante será motivo de fotografía, jajaja, como este coche que pasa por detrás de Alberto y Eli, el primero y único de todo el día entre el pueblo de origen y el destino, jajaja. El día se hará un poco pesado, pero sabremos arreglárnoslas como para seguir bien, como "jugar" a apostar cada cuánto tiempo aparece un banco en el camino para sentarse, jajaja. Estimamos que hay uno cada kilómetro, jaja.

Una vez llegamos a Mansilla de las Mulas, mis compañeros de viaje decidieron descansar. Yo decidí recorrerme las calles del pueblo. Dejo unas fotos para disfrute:

El pueblo es lo suficientemente grande como para darte cuenta de que no subsiste en base al peregrinaje. Este factor ayuda, claro que sí, pero es demasiado grande como para hacerlo sólo de ello. En mi opinión, su cercanía a León ayuda.

De lo que sí me daré cuenta es de la cantidad de gente inmigrante mora y latina que habita en él. Así como en otros pueblos mayormente había abueletes, en este imperará la juventud inmigrante.

Decir que mientras en los albergues por lo general te cobran un euro por cada 20-30minutos de uso, tendré la suerte de encontrar la biblioteca municipal abierta y pagar 50 céntimos de euro por hora de consumo. En total gastaré 2h en internet, dado que como ya sabemos todos, la velocidad del internet público no es de lujo. La de los albergues tampoco, ¡¡ojo!!

De vuelta al Albergue municipal, decir que estaba bastante bien montado. Sería un edificio céntrico, un edificio cuadrado con patio interior bastante amplio, con restaurante (que cuando llegamos estaba cerrado), con un montón de habitaciones con literas, con mesas y sillas en el patio interior. El peregrino además cuenta con cocina para su propio uso, y comedor. La hospitalera que nos atendió nos mudó de habitación tras comentarle que en la nuestra había entrado un joven extranjero y la que pensamos que era su madre (que sinceramente, pasaba de él como de la mierda) y que olían bastante mal. A parte, en la zona que funcionaba como oficina es donde nos acoplamos con ella a hablar un rato, y bueno, puso lo que pudo de su parte para asegurarnos que al día siguiente dormiríamos en un hotel en León, dado que sería nuestro último día de esta aventura y no queríamos hacerlo donde al siguiente día nos largasen a las 8 de la mañana. jajajajaja, nos reímos bastante cuando hablábamos de juegos de internet y ella nos decía que tendrían que inventar un juego donde se matasen peregrinos, jajaja. Pobres hospitaleros, ¡¡tienen que estar de nosotros hasta la gorra!! jajajaja.

Eso sí, Mansilla de las Mulas tiene exceso de moscas. Supongo que el nombre del pueblo lo dice todo. Comimos en un bar-restaurante que nos habían recomendado (y que seguramente sería el único que estaba abierto a esas horas). Comer literalmente con moscas a nosotros nos dio bastante repelús. Cada vez que matabas una se acercaban 5 más, pero más asco nos dió salir del restaurante, donde un enorme enjambre de moscas se puede decir que casi nos impedía la salida del restaurante. Decir que en la oficina del albergue tenían un papel adhesivo matamoscas colgado de todas partes, y el papel infesto de ellas, a parte del aparato matamoscas que siempre vemos en algunos bares, que es un fluorescente morado, y cuando las moscas se acercan, estallan.

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