Aquí conocería a Paul Tunnell, un americano de Carolina del Norte, de 24 años que venía lesionado de etapas anteriores, donde hacía el Camino por un significado religioso (como los demás americanos con los que entablé conversación). Este jóven se quedaría en el Albergue durante dos días descansando para ver si el pie mejoraba.
Debo reconocer que dormí bastante bien, aunque en la litera de en frente tenía a un roncador, jajaja (en adelante y al igual que en pasado, los roncadores son aquellos que aún llevando tapones para los oídos, el ronquido consigue despertarte). A las 7 de la mañana me desperté. No hizo falta que me pusiera el despertador. El movimiento de la gente ya formaba parte de ése invento. Tengo que decir que este día me acordé mucho de mi amiga Carmen (que en días posteriores vería) dado que tardaba bastante poco en enrollar el saco de dormir y meterlo en el saco, jajajaja. Carmen, qué hubiera hecho yo sin ti, jajaja. Cuando hube terminado de arreglarme, el desayuno me esperaba. Me senté entre americanos, italianos, británicos y demás naciones humanas. El desayuno constaba de leche o café, colacao, galletas, pan, mantequilla, y mermelada de fresa y melocotón. ¡¡¡Yo comí de todo!!! En ése día me iba a recorrer 33km y tenía que tener fuerzas. Una vez terminado, me puse la mochila y para fuera.
'It's to the right!!' grité a una desconocida que había salido segundos antes que yo del albergue. Me esperó y se presentó. Sería Cristina, una mujer italiana de 34 años con la que Dios quiso que compartiera Camino. Aún siendo Italiana, hablaba y entendía casi a la perfección español, por lo que nuestras conversaciones siempre fueron en este idioma. En su compañía, iniciamos viaje hacia Santiago.

En el Camino nos toparíamos con varias cigüeñas en su nido en lo alto de los frontales de varias Iglesias. Algo de lo que no me había dado cuenta que Cristina sí hizo, es que los frontales de las Iglesias vienen a ser todos iguales, pero justo el resto de la estructura que forma la Iglesia están hechos en diferentes materiales. ¡¡¡Vaya!!! ¡¡¡Otra que se fija en los pequeños detalles!!! jajajaja. A parte de cigüeñas, también nos encontraremos a patadas con cuervos coronando bastantes árboles.

En el Camino toparemos con otra mujer de mayor edad que Cristina, pasada de peso pero no de ganas por hacer el Camino. De hecho, este era su segundo o tercer Camino Francés, y nos comentó que había desde León una ruta alternativa que era un poco más larga y no circulaba tanto por carretera, y a parte nos intentó advertir de lo malos que eran algunos albergues en el Camino en los que ella ya había estado. Lo cierto es que de las cosas que ella se quejaba, tanto Cristina como yo no veíamos la queja alguna. Hay cosas que si no te gustan de los albergues, como dormir en una litera de muelles, te puedes ir a un hotel, pero claro, no esperes que el hotel te cobre entre 3 y 10eur.
Sin tener Cristina motivos para finalizar etapa en San Martín del Camino (lugar donde la otra mujer sí se quedaría) ni estar débil y sentirse bien en mi compañía, continuamos Camino hasta Hospital de Órbigo, parando en el Albergue de Peregrinos Parroquial. Llegaríamos en torno a las 16h tras haber hecho varias paradas en el Camino para comer unas piezas de fruta. Una vez albergados y dada la hora, decidimos comprar pan y embutido, y algo para desayunar al día siguiente, y luego si eso dar una vuelta por el pueblo.
Dejo unas fotos del Albergue Parroquial el cual nos gustó bastante, para disfrute:



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